lunes, 8 de agosto de 2011

TESTIMONIOS


Entre ellas se puede destacar la de Miguel Ángel Altamirano, un músico chamamecero de la localidad bonaerense de Morón, quien se acercó por primera vez hasta la Cruz Gil para agradecer “por un milagro concedido”.
“Mi mujer perdió tres embarazos y le pedí al Gauchito que nos ayude y me cumplió, porque ahora está embarazada de tres meses y por fin estamos esperando al hijo que tanto anhelamos”, relató Altamirano.
En tanto, Ester del Carmen Cuenca, una formoseña que hace 18 años visita el santuario, contó que “a mi me operaron el 4 de enero del año pasado de un desprendimiento de retina, y al tercer día de haberme operado vine a la Cruz Gil porque le había prometido al Gauchito venir a bailar si me ayudaba y gracias a su providencia pude recuperar mi vista”.

A su turno, Raúl Vicente Boasso, oriundo de la localidad santafesina de Recreo, aseguró que “hace ocho años el Gauchito Gil me salvó. Vine acá casi paralítico porque no podía dar un paso más y desde entonces empecé a recuperarme y hoy puedo andar sin ninguna dificultad”.

El santafesino aseguró que el propio Antonio Gil se le apareció años atrás durante una peregrinación hacia la Virgen de Iratí. “Me llegó de atrás y me preguntó si estaba muy dolorido y entonces me recomendó que venga al santuario, porque ahí había un gaucho milagroso. Cuando me di la vuelta para convidarle algo se me desapareció y entonces le dije a mi gente que me venía para acá, sin saber donde quedaba”.

Es así que tras bailar una pieza y media de chamamé, Boasso salió “caminado sin problemas por la puerta y jamás volví a tener dolores. Desde entonces vengo cada 8 de enero a agradecer".

Con lágrimas en los ojos, Juan José Boca expresó su profundo agradecimiento: “Es una emoción muy fuerte el poder estar en esta fiesta y sentir esta fe tan inmensa por nuestro querido gaucho”.